El nuevo niño maravilla de la inversión inmobiliaria, Danyelo Oteiza, cuenta detalles de su infancia y del ejemplo de trabajo duro que le entregaron sus padres.
Cuando tenía tan sólo 14 años, el emprendedor inmobiliario, Danyelo Oteiza, comenta que su padre sufrió la peor crisis económica de su infancia. Muy afectado por la situación y al ver que su familia surfeaba incluso una depresión, el emprendedor decide vender confites en su colegio para tratar de aportar con la economía de su núcleo familiar. Como también menciona más adelante, Danyelo Oteiza recuerda con mucha nostalgia este episodio, a pesar de que su ayuda no era mucha, sentía mucha gratitud al poder entregar este aporte en su hogar.
La anécdota, refleja de cuerpo entero la personalidad de este joven emprendedor, que a sus 25 años tiene la madurez de un hombre adulto y un espíritu protector y paternal con el que trata a su novia, a su familia y a cada uno de sus 35 trabajadores.
Dueño de una empresa inmobiliaria, Danyelo Oteiza asegura que su humilde origen y el ejemplo de sus padres lo marcó y le enseñó a enfrentar la vida seguro de que podía lograr lo que quisiera. “Las trancas sólo están en la mente”, comenta.
Danyelo, ¿el interés por los negocios de quién lo heredaste?
Viene de mi papá. Desde que era muy chico él me inculcó que no tenía que trabajar para nadie, sino que yo mismo debía ganarme el pan de cada día en los negocios. Él emprendió en el rubro de la construcción, con una pequeña empresa contratista, durante mucho tiempo. Siempre me inculcó que: «uno tiene que hacer, lo que tiene que hacer». Es algo que me ha marcado mucho.
Cuando él quebró, tuvo que levantarse y limpiar baños en una empresa textil. Luego, ascendió como vendedor y al cabo de un tiempo se transformó en el gerente general de esta empresa. Al tiempo después se convirtió en socio. Esto me dejó la gran enseñanza de perseverar por nuestras metas, sin importar cuánto cueste.
Tú en esencia ¿Te sientes apoyado por tu familia en este camino?
Sí, absolutamente. Mi familia es el pilar fundamental de mi vida.
¿Cómo es un día típico para ti?
Me levanto a las 7 de la mañana. Desayuno junto a mi pareja y a las 8 ya estoy en la oficina esperando a mi equipo que ingresa a las 9 am. Preparo el día, reviso cobros bancarios, entre otras tareas administrativas y luego de ello, por lo general, tengo reuniones con el equipo. La idea es organizar las actividades cotidianas en donde analizamos el término del día anterior para ver qué se puede mejorar en ese momento.
Muchas veces viajo visitando nuestros proyectos, reuniéndonos en terreno con mi equipo de ventas. Se me pasa el día en un abrir y cerrar de ojos. Trato de no tener una jornada demasiado extensa porque me gusta llegar a una hora prudente para compartir con mi pareja, cenar juntos, conversar sobre nuestros días para luego descansar. Siempre me desvelo porque estoy analizando lo que debo hacer al día siguiente. Me cuesta descansar, la verdad.
¿Cuántas personas trabajan contigo, Danyelo?
En mi equipo hay 35 personas fijas más subcontratos y empresas que nos colaboran.
¿Qué te gusta hacer en tus ratos libres?
Me encanta reunirme con mi familia el fin de semana ─cuando se podía, claro─. Por lo general me visitaban en casa mis padres, tíos, primos, hermanos y amigos. Somos una familia muy unida. Entre todos cocinábamos, hacíamos extensas sobremesas y luego cantábamos karaoke o jugábamos un partido de fútbol; siempre tenemos algo que hacer juntos y eso para mí es impagable.
¿Tienes alguna frase que repitas mucho?
“La familia es lo primero”. Para mí es una frase que identifica lo que soy: un emprendedor, pero aun así mi familia está por sobre todo. Si me pidieran entregar todo lo que he logrado al día de hoy, por mi familia, lo haría sin pensar.
¿Qué piensas de los hijos?
Desde niño he sabido que quiero ser un hombre de familia. No tengo hijos todavía, pero porque soy de las personas que saben que hay un momento para cada cosa. No los tengo no porque no pueda, o no quiera, sino porque todavía no es el momento.
Vives con tu novia. ¿Quién manda en la casa?
Mi visión de vida es la familia. Entonces con mi pareja apunto a que seamos un equipo y eso nos funciona perfecto en la relación. Administramos correctamente nuestra casa. Cada uno tiene sus virtudes y nos complementamos perfectamente. Creo que soy afortunado y que encontramos la clave que nos ha permitido tener una relación hermosa y duradera.
¿Consideras que haber crecido en un sector no acomodado influyó en tu forma de enfrentar la vida?
Totalmente. Créeme que no era sólo un sector “no acomodado”, crecí en un sector de extrema pobreza y no me avergüenza en lo absoluto mencionarlo. Por el contrario, aprendí mucho y jamás he olvidado mis raíces. En estos tiempos de pandemia he tratado de ayudar a la gente que estuvo ahí, a mi lado, desde que nací. He realizado ollas comunes, algún aporte monetario a gente que lo necesita.
La verdad, me gustaría tener lo suficiente como para ayudar a todos y lamento no tenerlo, pero siempre intentaré ayudar al máximo. Haber nacido en ese lugar no sólo me permitió conocer ambas caras de la moneda. Me permitió crear empatía y entender lo que vive el otro. Es parte de mi personalidad. Jamás habría logrado lo que soy de no ser por estas experiencias que al día de hoy agradezco.
¿Alguna vez te sentiste discriminado?
La verdad, nunca. Mis padres me educaron y enseñaron que uno siempre debe sentirse orgulloso de quién es y no tanto de lo que se tiene. Nunca me sentí menos que otro. Es difícil porque nací desfavorecido en este mundo que se rige por una vara económica, pero para mí siempre habrán cosas por sobre el dinero, como la familia. Y los valores que me inculcaron hicieron que me sienta tremendamente afortunado y con eso he contado toda mi vida.
¿Quién es tu mayor inspiración cuando te levantas por las mañanas? ¿Quién te da fuerza para enfrentar el día?
Siempre mi familia. Mi madre y mi padre dieron todo por nosotros. Hoy nos toca demostrarles que lo hicieron bien.
¿Qué te impulsó a estudiar Ingeniería en Construcción?
El ejemplo de mi padre que siempre estuvo ligado a ese rubro. Por circunstancias de la vida no pude terminar mi carrera, pero en ese momento me di cuenta que mi padre no me había guiado a este rubro al cual me debía dedicar, sino que me enseñó la forma en que debía manejar mi vida y en eso continuo. Es un trabajo constante.
Mientras ese momento llega, Danyelo Oteiza continuará trabajando feliz junto a su familia. “Si me dieran la oportunidad de elegir entre una vida de lujos y la que he tenido, a pesar de todas las dificultades, elegiría la que tengo. Me encanta mi presente y mi futuro será mucho mejor”, concluye.
Para conocer más de Danyelo Oteiza, puedes revisar sus redes sociales.
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